LA
VÍA DE LA PLATA
El
nombre de La Vía de la Plata nos remite a rutas o caminos que se desplazaban
por el sector occidental de la península y, más concretamente, a la franja
vertical que enlaza las ciudades de Mérida y Astorga. Es más difícil, sin
embargo, concentrar su recorrido o identificar a qué tipo de "vía"
nos referimos: si a las remotas sendas pastoriles, a la calzada romana a la que
éstas dieron paso, a la cañada del bajomedievo con la que se entrelaza, al
ferrocarril que desde el siglo pasado pespuntea a las anteriores, a la actual autovía
que también ostentará el apelativo "de la Plata". Si bien la
etimología de los caminos de la Vía de la Plata es discutida, no cabe duda de
que procede de la designación de la calzada romana, bien del griego platys
("ancho"), del árabe al balath ("el camino" o "camino pavimentado"),
de la magnificencia de su trazado que le hiciera merecedora del sobrenombre
de la Plata o de las fantasías desbordadas que aludían al tránsito de éste y
otros metales. Sin entrar en esta polémica, lo cierto es que bajo este nombre
se esconde una superposición de vías que, a lo largo del tiempo, han visto
variar sus usos desde el militar al ganadero, pasando por el comercial y el
religioso.