Caminos de la lana
Desde el siglo XIII se comienza a desarrollar un sistema de
explotación ganadera nuevo en la Península Ibérica; era la ganadería
trashumante, que abastecería de lana a los centros textiles de los Países
Bajos. Los propietarios de ovejas se organizaron en asociaciones; los
castellanos en el “Honorable concejo de la Mesta” y los aragoneses en la “Casa
de los ganaderos”. La circulación de los trashumantes, liberada voluntariamente
de las trabas comerciales entonces clásica, aumentó el comercio interno en
Castilla, favoreció ferias como la de Medina del Campo, activa desde comienzos
del siglo XV, reorganizada en 1483 y seguida por las de Valladolid, Villalón y Medina de
Rioseco.
Mirando al exterior se creó en 1494 el Consulado de Burgos y posteriormente el
de Bilbao (1511) para asegurar la exportación de lanas merinas, dando papel
preponderante a los comerciantes españoles en plazas como Brujas, Nantes,
Londres y La Rochela.[1]
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