Los criterios seguidos por
Isidoro Montiel y Gonzalo Arias para la interpretación de mapa son los
siguientes:
·
Numeración de los caminos para facilitar las
referencias. Soy yo, y no Villuga, quien he puesto los números arábigos del 1
al 139, al comienzo de cada camino.
·
Respeto riguroso de la grafía original,
incluidos los errores, con la salvedad de que no dispongo de algunos de los
elementos tipográficos que se estilaban en el siglo XVI (principalmente –“s”-
larga muy parecida a una “f”. y distintos tipos de “r”). Mayúsculas y minúsculas
quedan como en el original. También he reproducido algunos grupos de puntos y
comas intercalados al parecer arbitrariamente (p.ej. en los caminos 2, 5, 6...).
que probablemente no tienen significado alguno. Lo mismo cabe observar del uso
alternativo de “i” y de” j” para expresar la unidad, v de "ň” o "m”
para indicar media legua.
· Indicación de los principales caminos
repetidos o parcialmente coincidentes mediante la abreviatura “CF”. (confer = compárese)
en el encabezamiento.
·
Equivalencia, en columna paralela, de la
mayoría de los topónimos citados con los actuales. No obstara quedan al
respecto numerosas lagunas que en muchos casos será fácil subsanar, pues me he
basado para estas equivalencias en simples mapas de carreteras, sin utilizar
los topográficos.
·
Entre corchetes [ ] se indican lagunas en la
fotocopia de que dispongo (por defecto de copia, de impresión o por la acción
del tiempo) y las conjeturas sobre las letras o signos desaparecidos.
·
El mapa del encabezamiento, en el que constan
el principio y el fin de los caminos y los números asignados a estos no
pretende ser exacto sino orientar a los usuarios de esta edición. (Señalemos de
paso que la edición de 1951 lleva un meritorio mapa mucho más meticuloso, pero
a veces ilegible incluso con lupa por pretender incluir todos los topónimos.)
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