Los caminos romanos (calzadas romanas).
La construcción de caminos terrestres requiere un cierto grado de
desarrollo económico y cultural.
En Mediterráneo occidental, son los romanos el primer pueblo que
alcanza ese grado de civilización que les ánima y capacita a construir caminos.
Roma, al extender
su civilización por gran parte del continente europeo, construyó la red de
caminos más grande de la antigüedad; red de caminos que, por su concepción y
características, era un alarde de técnica. La red de caminos, de Roma se puede
evaluar en 140.000
kilómetros, y su trazado fue un verdadero modelo en su
época, tanto que, aun hoy, gran número de antiguos caminos romanos sirven para
marcar el trazado de las más modernas vías.
Los caminos romanos
estaban estudiados principalmente con fines militares, pues en aquella época el
intercambio comercial era reducido; por esta causa, su trazado tendía a ser lo
más directo posible entre los puntos a enlazar, aunque para ello hubiera que
recurrir, en terrenos difíciles, a pequeños radios en las curvas y fuertes pendientes; en la parte
del trazado de los Alpes se llegó a radios de 7 u 8 m. y a pendientes de un 15 a un 20 por 100. El ancho
de las carreteras romanas era muy variable, llegándose hasta un máximo de 12 m.
La conservación de
los caminos romanos era muy perfecta; existía para ella una organización
técnica muy compleja. En las provincias, dependía de los gobernadores, y dentro
de éstas, en cada zona municipal, de los magistrados locales. Las carreteras
estaban amojonadas con piedras que indicaban la distancia, en millas, a Roma.
La circulación estaba escrupulosamente reglamentada; se fijaba el número de
animales de tiro, la carga y las dimensiones de los vehículos. Puede decirse
que fueron los técnicos romanos, los que en el mundo iniciaron la ciencia de la
construcción y explotación de caminos, con técnica muy completa, teniendo en cuenta
las exigencias de los medios de transporte de la época; su fino sentido político,
les hizo ver la necesidad imprescindible de las vías de comunicación, para el
esplendor de su hegemonía militar y económica.
Tal como hoy en
día, las vías tenían una clasificación jerárquica en función de su importancia,
es decir, de su itinerario; dicha clasificación nos viene dada por un documento
administrativo del siglo I, redactado por el geómetra Siculus Flaccus.
1. Las calzadas
públicas o viae publicae,
construidas a cargo del Estado y que llevan el nombre del constructor,
equivalen a las carreteras nacionales.
2. Las vías
estratégicas o viae militares,
construidas por y a cargo del ejército, se convierten en vías públicas.
3. Las vías
vecinales o actus, construidas y
mantenidas por los pagi, equivalen a
las carreteras provinciales y comarcales.
4. Las vías
particulares o privatae, construidas
y mantenidas por los propietarios dentro de sus tierras[1]
[1] Adam, Jaean Pierre (2002) La
construcción romana. Materiales y técnicas. Editorial de los oficios.
León pps: 300 - 301
No hay comentarios:
Publicar un comentario