Esta
moda, impuesta en gran medida por las campañas publicitarias de los
fabricantes, además de resultar incompatible con la correcta conservación de
estas milenarias rutas ibéricas, agrede al propio espíritu de la Ley española
de Vías Pecuarias, que no contempla el uso motorizado de las mismas salvo en
circunstancias locales, profesionalmente justificadas, y básicamente como apoyo
al uso tradicional del tránsito de ganado.
Los
efectos negativos de la conducción deportiva utilizando vías pecuarias como
soporte, podemos resumirlas en los siguientes puntos:
- Contaminación acústica, que afecta a la fauna de forma negativa, sobre todo en períodos críticos (cortejo, reproducción y cría).
- Contaminación atmosférica y de las aguas por emisión de gases tóxicos (hidrocarburos inquemados, monóxido de carbono, etc.).
- Turbidez de las aguas de los arroyos por el paso indiscriminado de estos vehículos
- Erosión del suelo, debido al ancho y al dibujo de las ruedas. Si el paso es continuado, se produce la compactación del suelo, lo que facilita el trabajo a los agentes denudadores (erosivos)
- Daños en pastos y sembrados debido al paso de este tipo de vehículos.
- Molestias para el ganado en las fincas colindantes
En general, producen efecto disuasorio para la puesta en valor de las posibilidades de las vías pecuarias como soporte de otras actividades de ocio respetuosas con el medio natural, que propicien el desarrollo local y la generación de empleo y riqueza.
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