Es en el siglo IX cuando se habla por primera vez de la palabra
"Castilla"; este nombre aparece escrito en el documento fundacional
del Monasterio de Taranco, enclavado en pleno Valle de Mena. Esta palabra surge
para hacer referencia al conjunto de pequeños territorios situados al Norte del
Ebro, núcleo originario de Castilla, que se caracterizaba por los abundantes
edificios defensivos.
En el siglo X, es Fernán González quién organizó políticamente la región,
creando las Merindades como entidad político-administrativa. Una Merindad era
un territorio, en el que el Rey ponía bajo la tutela de un merino o persona de
confianza, numerosas competencias como la justicia, el ejército o el cobro de
impuestos. En principio las antiguas Merindades eran siete: Valdeporres, Losa,
Valdivielso, Cuesta Urria, Sotoscueva, Montija y Castilla la Vieja. Este
término de Merindad se extiende posteriormente por el resto del Norte de España
Hacia el siglo XI la Villa Condal de Oña ejerce su poder sobre un amplio
territorio. Es el momento de su máximo esplendor de la localidad, impulsado por
el Conde de Castilla Sancho García. El Monasterio de San Salvador se convierte
así en el primer panteón real de Castilla.
En el siglo XVI, el Doctor Mendizábal, por orden de Felipe II, otorga a
Villarcayo el título de capital de las Merindades, con el propósito de que la
ciudad del Condestable, Medina de Pomar, reduzca su poder.
El desarrollo de la comarca se debe a sus vías de comunicación. Muchas
localidades nacen como zona de descanso de los arrieros, antes o después de los
puertos de montaña. La economía se basaba principalmente en la agricultura,
aunque la ganadería también tenía su importancia.
Desde la revolución industrial, que llegó con muchos años de retraso, la
forma tradicional de vida de los habitantes de esta zona se había centrado en
la agricultura y ganadería. A mediados del siglo XX se comienzan a instalar
medianas empresas que hacen dar un cambio a la economía de la zona,
orientándola hacia el sector industrial. El prometedor futuro y las
expectativas de crecimiento que generó la construcción del ferrocarril
Santander Mediterráneo ferrocarril Santander Mediterráneo, se perdieron con la
clausura definitiva del proyecto en los años ochenta
Desde los años sesenta se incrementa la llegada masiva de veraneantes,
que procedentes del entorno del gran Bilbao, buscaba en la comarca una segunda
residencia donde pasar sus largas vacaciones. El fenómeno del veraneo
transforma la sociedad y la orienta hacia los servicios (hostelería sobre todo)
y la construcción.
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